domingo, 22 de febrero de 2015

Carmen Amoraga: La vida era eso. Por Jesús Ángel Rodríguez

Amoraga, Carmen: La vida era eso. Destino, Barcelona, 2014. 320 páginas. Comentario realizado por Jesús Ángel Rodríguez.

Llegué a esta novela por ser la ganadora del Premio Nadal 2014. Reconozco que tengo debilidad por estos premios desde que leí La Sombra del Ciprés es Alargada, cuando estaba en BUP y me dejó impactado. No tenía ni idea de qué iba el libro hasta que empecé a leerlo. De repente veo que se trata de una mujer que pierde a su marido en poco más de un año debido a un cáncer fulminante y narra cómo la viuda intenta salir adelante. Resulta que es el tercer libro que leo de esta temática. El primero fue La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero; el segundo, Una pena en observación, de C.S. Lewis. Las dos reseñas las tengo colgadas en este blog. En el de Rosa Montero, narra el diario de Marie Curie, que escribió un diario durante un año tras la muerte accidental de su marido. El de C.S. Lewis es el fruto de los cuatro cuadernos que escribió tras la muerte de su mujer. En este caso transcurre poco más de un año desde la muerte de William, el marido de Giuliana.

Lo primero que tengo que decir es: “Insensibles, abstenerse”. Giuliana y William son un matrimonio argentino con dos hijas que viene a vivir a España por el trabajo de él. Cuando hablan los protagonistas, lo hacen en argentino y hasta que te acostumbras pasan algunas páginas. El libro arranca con la despedida que hace Giuliana simulando ser su marido utilizando su muro de Facebook. Seguirá hablando por boca de su marido hasta que ella misma decide crear un perfil de Facebook, al principio para mandar mensajes a su marido, pero poco a poco va escribiendo para los amigos que va incorporando a su perfil. Van apareciendo otras historias de gente que se cruza con ella. Es importante el grupo de terapia de familiares de pacientes de cáncer. También conocemos parte del pasado de la propia Giuliana. No era un matrimonio idílico y ahí está lo bonito de la novela.



Tiene cinco partes: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación, que acompañan el devenir del tiempo. Tiene unas cuantas citas que son muy buenas (a mi entender) y que vienen a ayudar a la historia. Utiliza también finamente el humor y resulta muy agradable.

Me ha hecho reír, me ha hecho llorar, me ha hecho soñar. Hay libros que estás deseando que se acaben, otros cuando se van a acabar estás pensando en qué vas a leer a continuación. Este libro me ha dado pena acabarlo. Me ha tocado muy adentro, ha habido cosas que me han pasado a mí, que me han dicho o que yo he dicho. Ha habido un párrafo que una persona me había dicho literalmente lo que ponía, al leerlo, le pregunté si lo había leído y me dijo que no. Tal vez por lo bien que trabaja el mundo de los sentimientos del amor y la pérdida por lo que me ha gustado tanto.

Estoy muy sensible con el cáncer, mi madre está luchando contra uno desde hace seis años. También ocurre que estoy saliendo de una relación que me está costando más de lo que yo me imaginaba. De este libro salgo distinto de cuando entré.

María Carmen Amoraga Toledo nació en Picanya, Valencia, en 1969. Es periodista. Es una escritora muy laureada. En 1997 obtuvo el II Premio Ateneo Joven con su primera novela, Para que nada se pierda. La tercera, La larga noche (2003), fue premio de la Crítica Valenciana. En 2007 resulta finalista del Premio Nadal con la novela Algo tan parecido al amor. En 2010 quedó finalista del Premio Planeta con El tiempo mientras tanto. Y en 2014 se hará con el Nadal.


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