miércoles, 10 de mayo de 2017

Fernando Sebastián: Memorias con esperanza. Por Daniel Izuzquiza

Sebastián, Fernando: Memorias con esperanza. Encuentro, Madrid, 2016. 470 páginas. Comentario realizado por Daniel Izuzquiza.

Escritas desde la sabia atalaya de la jubilación, las memorias de Fernando Sebastián ofrecen una amplia panorámica de la Iglesia española del siglo XX. Nacido en 1929 y creado cardenal en 2014, el autor es protagonista directo de episodios relevantes de nuestra historia y ha cultivado hasta ahora su natural talante reflexivo. De este modo, el texto es particularmente jugoso, al combinar la narración de aspectos personales de la intrahistoria eclesial y política junto con reflexiones personales que, al hilo de los acontecimientos, intentan iluminar la situación actual.

El libro es largo, como corresponde a una vida larga, pero se lee con gusto, como corresponde a una vida plena y a una pluma cuidada. Seis capítulos combinan el itinerario cronológico y geográfico para plasmar la trayectoria vital: Calatayud y los orígenes; los largos años de formación como misionero claretiano; Salamanca y su Universidad Pontificia, como profesor de Teología y como rector; el ministerio como obispo, en León, Málaga, Granada y Pamplona (que, con sus 14 años de servicio episcopal, merece un capítulo aparte); y la jubilación.

Particularmente interesantes resultan los episodios en torno a la revista Iglesia Viva; todo lo relacionado con la Transición española hacia la democracia, incluyendo la homilía de los Jerónimos; su periodo como secretario general de la Conferencia Episcopal Española; y ciertos entresijos de la política eclesiástica. Algunas afirmaciones pueden resultar polémicas en torno a la guerra civil o al nacionalismo y, en otro orden de cosas, acerca de la ordenación presbiteral de varones casados y de mujeres. Su insistencia es clara en impulsar y en modificar los itinerarios de iniciación cristiana, como algo vital para el futuro de nuestra Iglesia. Son relevantes y pertinentes, aunque discutibles, sus percepciones sobre la secularización y el laicismo. Agradecemos al autor su esfuerzo en la redacción de estas memorias, llenas de honestidad intelectual, coherencia vital, servicio a la Iglesia y amor a Jesucristo.

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