miércoles, 7 de junio de 2017

Javier Elzo: La voz de los adolescentes. Por Jesús Sanjosé del Campo

Elzo, Javier: La voz de los adolescentes. PPC, Madrid, 2008. 250 páginas. Comentario realizado por Jesús Sanjosé del Campo.

Sólo tras una larga experiencia en el manejo de encuestas cuantitativas, como la que tiene el profesor Elzo, es posible escribir un libro como el presente, en el que se aúnan datos con interpretación en un todo armónico. El resultado es un relato continuado que permite al lector hacerse una idea cabal de la vida del adolescente más allá de la imaginación del adulto. Pues si bien es esta una fase de la vida que todos los adultos hemos pasado, demasiado a menudo la tenemos muy lejana, bien por la idealización de los propios recuerdos, bien por el conocimiento directo que tenemos de ellos como padres o profesores suyos.

El objeto de estudio son los adolescentes, entendiendo como tal al grupo de edad formado por aquellos que ya han salido de la infancia y no han llegado a la juventud (16-18 años). El método elegido consiste en una encuesta con preguntas abiertas con el fin de completar con más precisión determinados aspectos ya conocidos por los tests cuantitativos. El resultado es el presente libro en el que se aúnan datos e interpretación, en una explicación reflexiva y contextualizada.

Organizado en seis capítulos, en el primero se presentan siete retratos de siete tipos de adolescentes que, si bien no agotan la especie, nos presentan una primera aproximación a siete formas posibles de vivir la adolescencia… El autor dedica el segundo capítulo a contextualizar a los adolescentes en un marco referencial básico como es de la familia, para ello se nos presentan las múltiples y complejas formas hoy existentes, las relaciones que se adoptan dentro de ellas y la necesidad de establecer «un nuevo contrato social» para la familia, en palabras del autor.

Los capítulos siguientes, tercero, cuarto y quinto, están dedicados a presentar tres aspectos de la adolescencia especialmente importantes y de gran relevancia mediática: uno es el miedo a los iguales, el otro es el del «botellón» y el tercero es el de la sexualidad. Con referencia a los dos primeros, el autor trata de desvelar lo que de nuevo tienen estos dos fenómenos, que si bien siempre han estado presentes en las relaciones adolescentes, adquieren hoy algunas características que los convierten en elementos de desasosiego social. Con referencia al tercero, al sexo, se aportan una serie de datos que pueden resultar especialmente llamativos para los miembros de otras generaciones que vivieron esta dimensión de una forma muy diferente.

El sexto capítulo está formulado como una guía familiar para padres con hijos adolescentes en dos partes: en la primera se presentan ocho valores centrales para educar a los adolescentes: competencia, racionalidad, dinero, tolerancia e intolerancia (¿en qué?), espiritualidad, valores instrumentales y utopía; en la segunda se vuelve a dar, de forma expresa, la voz a los hijos poniendo en primer plano el ejercicio del diálogo. El hilo conductor de todo el libro, desde el principio hasta el final, es una invitación al diálogo de todos con todos, de los hijos con los padres, de los padres con los hijos y de todos entre sí. Es la creencia que sustenta todo el conjunto y da valor y sentido a los análisis que se van desarrollando página a página. La capacidad principal del autor consiste en suscitar en el lector una invitación al diálogo, de ahí que su lectura se convierta en un auténtico ejercicio ético: no se trata sólo de contarnos cómo son los adolescentes, aspecto sociológico, se trata también de apoyar un modo determinado de educación de la adolescencia.

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